domingo, 21 de febrero de 2010

Crónica Maratón de Sevilla 2010. Si lo puedes soñar, lo puedes conseguir

Hoy hace una semana desde que corrimos la maratón de Sevilla y creo que es un buen momento para repasar y recordar la carrera.

Llegamos al Estadio de la Cartuja a falta de 20 minutos para comenzar la carrera. El dorsal y el chip ya lo teníamos, así que lo único que teníamos que hacer era calentar y estirar un poco para la carrera (y hacernos una foto para el recuerdo). Unas cuatro mil personas y una mañana bastante fría, pero sin previsiones de lluvia y sin viento, justo como quería.



Para no vernos metidos en problemas en la salida, decidimos situarnos en las primeras posiciones, así que a los 15 segundos de dar el pistoletazo ya estábamos cruzando la línea de salida entre la multitud de gente. Nada mas empezar, primera dificultad, y es que el túnel de salida (que es el de entrada en el kilómetro 41) es bastante empinado y jodido, y no llevas ni 200 metros y ya te lo encuentras. Salimos del estadio y rápidamente encontramos el primer kilómetro. Desde luego este primer kilómetro es el más corto de toda la carrera porque con los nervios y la tensión de la acumulación de gente al principio, hace que no te des ni cuenta de que vas corriendo. Llevábamos una idea, y era hacer todos los kilómetros que pudiéramos en 5:30, con lo cual iríamos ganando algo de ventaja para el final. Había que hacer la primera media en menos de 2 horas, con la idea de poder hacer la segunda media en algo más de dos horas pero sin llegar a las 4 horas en total. (NOTA: para correr una maratón en menos de 4 horas, hay que correr en 5:40 el kilómetro).

Empezamos muy bien. Para no agobiarnos kilómetro a kilómetro, hacíamos las cuentas cada 2 kilómetros. Así los cálculos eran 2 kilómetros en 11 minutos, 4 en 22, 6 en 33…, íbamos siempre incluso un poco por debajo de esa regla e hicimos muchas veces 2 kilómetros en menos de 11 minutos. Todo iba perfecto, el ritmo lo teníamos pillado, el tiempo seguía frío pero se podía correr perfectamente. La primera cosa “curiosa” que nos pasó fue sobre el kilómetro 9 saliendo del parque del Alamillo, cuando de repente nos adelanta un tío que llevaba un carrito con un niño. Nos quedamos mirándolo con cara de asombro y el gachó al ver nuestra cara nos “espetó” un “suerte, chavales!!” como diciendo “yo soy un crack y no la necesito”.

Hasta el kilómetros 14 ó 16 llevábamos la regla de los 2 kilómetros en 11 minutos a la perfección, corriendo siempre por debajo de los 11 minutos. Una vez llegamos a la avenida de Kansas City, sobre el 19, comienzo a ver que Carlos va 3 pasos por detrás mía, lo cual un poco me hace dudar de si va algo mal, o si simplemente quiere tener algo más de espacio. Le doy ánimos, me pongo los cascos por primera vez, y sigo tirando al ritmo con un ojo pendiente de si me seguía bien. Llegamos a la media maratón en 1:53:44, un tiempo perfecto. En los dos últimos kilómetros hemos bajado el ritmo hasta el 5:40, estamos en la mitad de la carrera y por ahora estamos cumpliendo a la perfección lo que queríamos. Lo único que me ralla es que Carlos no va bien, se me descuelga mas, va serio, algo curvado, y mirando al suelo. Me freno un poco hasta ponerme a su altura, le pregunto, me dice que le duele un poco el costado y le digo q se ponga recto, y respire tranquilo. Sigo con él y poco a poco intento tirar otra vez, cuando me vuelvo, lo tengo a 10 metros, esto no me gusta nada. Me vuelvo a frenar, le vuelvo a preguntar si le pasa algo y me dice que va bien, pero a ese ritmo. Estamos en el 23 y hemos hecho este kilómetro más o menos en 6 minutos. Después de seguir unos pocos metros con él, le comento que nos vamos a comer la ventaja que teníamos en poco tiempo, y le digo que voy a tirar porque aun me siento fuerte. Le insisto en que no se agobie, se relaje, y respire. Nos damos suerte y tiro hacia delante intentando recuperar el ritmo que llevábamos desde el principio.

(PARENTESIS)
Es jodido cuando corres con alguien y ves que esa persona no te puede seguir el ritmo. Supongo que más jodido es para quien no puede seguirlo, pero he tenido la mala suerte de que en las dos maratones que he corrido, he tenido que “abandonar” a mis compañeros. Es jodido porque en ambas ocasiones sabía perfectamente que los dos podían seguir el ritmo que llevábamos, pero ninguno de los dos tuvo la suerte de estar en plenas condiciones el día D.

Lo que me pasó con Carlos me recordó mucho a lo que me pasó con Bebeto, y me daba mucha rabia tener que dejarlo, pero una carrera de fondo es cosa de uno. En este caso creo que hice bien, vi a Carlos mal durante 4 ó 5 kilómetros, yo me encontraba muy bien y sabía que tenía que aprovechar todo lo que pudiera el encontrarme bien. Con Bebeto me costó mas, no me encontraba tan bien, y Bebeto no se encontraba tan mal como Carlos, el agobio en esa carrera me entró cuando nos adelantó el del globo de las 4 horas. Al poco de que eso pasara, decidí dejar a Bebeto, y acusé el esfuerzo de pillar de nuevo al tío del globo, cuando lo alcancé, me vine abajo y finalmente se me volvió a escapar.

De todos modos… prefiero ser el que tira para adelante, a ser el que lo pasa mal, jeje. Ya no por llegar antes o después, está claro que esta mejor hacer un buen tiempo, pero el que se queda atrás a parte de llegar más tarde, lo pasa mucho peor y eso es lo realmente jodido.
(FIN DE PARENTESIS)

Llegado el 24, me encuentro a Néstor en bicicleta y empezamos a hablar. Yo de nuevo volvía a ir a ritmo de 5:30 el kilómetro y me encontraba cansado pero aun bastante bien. Néstor me habla del Xerez – Madrid del día anterior, me cuenta que la bici es de Servando, que se acaba de levantar... yo le hablo un poco pero llegado a un punto le digo que no le voy a hablar más porque siento que me ahogo un poco más de la cuenta. Después de acompañarme un rato, baja a ver a Carlos para darle ánimos y ver que tal va.



En el 27 ó 28, me repesca de nuevo Néstor y me acompaña 2 ó 3 kilometrillos, la verdad que se agradeció, estuve por cambiarle la bici un ratito, pero no hubiera estado bonito. El rato que me estuvo acompañando me sirvió para desconectar un poco de los pensamientos de la carrera. Pasando frente al hospital Virgen del Rocío, comienza a salir un poco el sol, empiezo a tener algo de calor y le doy la camiseta de mangas largas que llevaba para el frío. El día sigue de lujo, el sol duraría poco tiempo pero no me importaba mucho la verdad. Llegamos a la Palmera y por allí andaban Montse y Marta a las que vi de reojo dándome ánimos. Allí me dejó también Néstor, era el kilómetro 30, faltaban 12, llevaba un tiempo de lujo para hacer la carrera en menos de 4 horas y me encontraba realmente bien.

En la palmera seguía cuando me puse los cascos y llevaba puesto Extremoduro, el “Factor Robe” también me ayudo, jeje. Cruce el puente de los remedios y pase por delante de la feria (que por cierto ya la estaban montando!!). Kilómetro 32, comienzo a creérmelo un poco, no recuerdo exactamente el tiempo que llevaba, pero era algo así como 2 horas y 45 minutos. Tenía 1 hora y 15 para correr 10 kilómetros, lo podía hacer. Muy mal me tendría que encontrar para no hacerlo, y además todavía no me dolía nada, de lujo.



Cruzamos por Triana y me adelantó un grupito números de 10-15 personas, decido “morir” con ellos y me engancho a su ritmo, siendo uno más de ellos hasta el kilómetro 35, cuando llegamos al puente del Cachorro. Maldito puente, hace un poco cuesta arriba, y el grupito se me va, adelanto a gente que va andando, los tengo ahí pero centímetro a centímetro veo que se me van. No pasa nada, no me agobia, miro el reloj y sigo yendo de lujo y solo faltan 8 kilómetros. ¿Dónde está la pájara?. En la esquina de plaza de armas aparece Marta en bicicleta, me acompaña, y me empieza a preguntar y dar ánimos. Ve que no estoy para muchas alegría, el puente me ha dejado tocado y no tengo ganas ni de escuchar a nadie. Le pido que me acompañe, pero que no me de ánimos, no estoy para escuchar “Venga, vamos… que no queda ya nada…”. Marta me acompaña durante todo Torneo, y es justo ahí cuando comienzo a venirme abajo. Los coches en el carril de al lado me empiezan a agobiar, los del grupillo donde estaba, cada vez están más lejos aunque los sigo viendo, y cada paso me empieza a costar bastante.

Cruzo la barqueta ya solo, y me dirijo al parque del Alamillo. Estoy en el kilómetro 38, quedan 4, y el ritmo empieza a ser tremendamente lento. Miro el reloj, no recuerdo cuanto tiempo llevaba pero empiezo a hacer cuentas como un loco. Me valía con hacer los últimos 4 kilómetros en 8 minutos cada uno, sabía que lo tenía que hacer, que estaba ahí. Me repetía una y otra vez que 4 kilómetros era una mierda y que me los corría a la pata coja si hacía falta. Eso decía mi cabeza, pero mis piernas decían que no podían más. Veo el cartel del kilómetro 39 justo antes de entrar en el Alamillo, veo a 3 que van andando, y como si me hubieran contagiado un bostezo, me pongo a caminar como ellos. Acabo de reventar.

No me alarmo, empiezo a hacer cuentas de que podría llegar hasta andando, pero tampoco es cuestión de jugársela. Entro en el Alamillo y después de estar unos 300 metros andando, vuelvo a arrancar con un trote cochinero, eso me vale, no me agobio. Así sufriendo llego al 40 donde en el avituallamiento me paro a beber dos vasos de Acuarius y me tiro una botella de agua por la cabeza. Un poquito de gasolina, lo que me hacía falta. Quedan 2 kilómetros y veo ya el estadio perfectamente, ya está hecho. Las piernas como si tuvieran ojos y también vieran el estadio, comienzan de nuevo poco a poco a ir. Sigue siendo un trote cochinero, pero el cochino ya va teniendo mejor cara, el cansancio desaparece y la vista me alcanza hasta ver a gente que está entrando por el túnel por el que salíamos poco menos de 4 horas antes. Por fin llego a los aledaños del Estadio y allí está Martita para verme entrar. Los dos sabemos que ya está hecho, y que lo voy a hacer en menos de 4 horas. Bajo el túnel y ya estoy, ya solo queda disfrutar de la vuelta al Estadio, las piernas ya no duelen y al encarar la recta de meta veo que el reloj oficial marca 3:55:00, ya estoy ahí, ole mis cojones, me felicito a mi mismo dándome golpes en el pecho, y saco la pistola contra la meta (a lo Contador), un sueño cumplido, y una frase para recordar y que ví en alguna pancarta durante la carrera, SI LO PUEDES SOÑAR, LO PUEDES CONSEGUIR.

P.D.: El del carrito entro detrás mía ehh!! jejeje

lunes, 15 de febrero de 2010

Maratón de Sevilla: prueba superada!!

Haré una entrada más extensa contando la carrera, ahora solo dejo los videos de nuestas llegadas. Lo conseguimos, terminamos la maratón y yo tuve la suerte de poder hacerlo esta vez en menos de 4 horas, en este caso a la segunda fue la vencida. Carlos lo pasó mal en la segunda parte de la carrera, pero le echó cojones y la acabó en un buen tiempo para ser la primera vez, crack.

Entrada de Ángel, a lo Alberto Contador. (T.Real: 3:55:16, T.Media Maratón: 1:53:44)




Entrada de Carlos (T.Real: 4:24:15 T.Media Maratón: 1:53:48)


jueves, 11 de febrero de 2010

Cuenta atrás para los dorsales 2256 y 2257

Bueno, ya estamos aquí, a poco mas de dos días de correr mi segunda maratón. Esta vez no estoy tan nervioso, aunque si algo preocupado de pasarlo "mal". El tono físico no es malo, aunque este año he hecho menos kilómetros y llevo 5 kilitos mas en mis carnes para hacer una maratón, jeje. A favor tengo la experiencia de haber corrido ya una vez 42 kilómetros, que corremos en casa y conocemos bien el recorrido, y que creo que la maratón de Sevilla es un poco más plana que la de París (que también lo es en realidad).

Lo que más temo son el viento y la lluvia (sobre todo lo primero), no da muy buen tiempo para el Domingo. Yo quiero un día fresquito, sin mucha lluvía (mejor ninguna), poco sol, y nada de viento.

Por otro lado me alegra mucho correr con Carlos, aunque siempre llevo en mi recuerdo al co-fundador y co-protagonista de este blog, jeje, pero la ilusión de Carlos estos meses y las ganas que tiene de que llegue el Domingo para correr, hacen que me motive aún más. En realidad estoy seguro de que lo vamos a hacer bien, y si no lo hacemos, buscaremos nuestra propia revancha ;).

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