Mal vamos si queremos mezclar ambas cosas, y más aún en estos tiempos. Ayer leí un artículo en El Correo de Sevilla (enlace) el cual habla sobre la fecha de la próxima Nocturna del Guadalquivir (27 de septiembre) la cual tanta fama y tradición está adquiriendo en los últimos años. En la noticia el Ayuntamiento a través de la delegada de Deportes del Ayuntamiento de Sevilla, María del Mar Sánchez Estrella, habla de ciertas modificaciones acerca del circuito de la prueba, el cual parece que este año no acabará en el denostado y repudiado Estadio Olímpico, sino en la espectacular Plaza de España. Y de paso se "publicita" de lo bien que lo están haciendo en el IMD y de que, a pesar del gran aumento en participación y en calidad, de las diferentes pruebas, todo esto se está consiguiendo, según ellos con una disminución de casi el 50% del presupuesto respecto a lo que en su día gastaba el gobierno PSOE-IU.
Vengo defendiendo la gran imagen que está dando Sevilla, a través del deporte (no sólo el Running), y sobre todo del gran trabajo que el IMD está haciendo con las diferentes pruebas populares y en su día con la Marathon (la cual ha dado un salto cualitativo impresionante este año), la verdad es que es un buen trabajo del que pueden sacar pecho sin duda.
El problema es cuando la señora delegada (muy cuestionada en Sevilla porque en su día se habló de la privatización, externalización como les gusta llamarlo, de las actividades deportivas propias de la ciudad) mezcla churros con merinas y mete en la información la eterna comparación con el "enemigo" político.
Repito, un diez al IMD, y me parece correcto que quieran sacar pecho por
ello, pero que triste, que pena y que lamentable que nuestros políticos
usen el deporte para colgarse la medalla de turno cuando no pueden
hacerlo con otras cosas más importantes como la reducción del paro, la
mejora de la Educación o la seguridad ciudadana. Pan y circo, que le
llamaban,...
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